Si estás buscando crear una aplicación sin programar, seguramente te habrás encontrado con dos herramientas: FlutterFlow y Glide. Ambas prometen lo mismo, construir apps sin escribir código, pero en la práctica están pensadas para proyectos diferentes.
FlutterFlow te permite convertir tus ideas en apps reales, listas para publicar en App Store o Google Play, con animaciones fluidas, lógica avanzada y un diseño adaptado a tu marca.
Por su parte, Glide destaca por su sencillez, es bueno para crea apps funcionales en minutos conectando una hoja de cálculo y personalizando su interfaz sin escribir una línea de código. Ideal para dashboards, herramientas internas o MVPs rápidos.
Si te preguntas cuál deberías elegir, la respuesta es depende de lo que necesites. Vamos a ver profundizar en cada una.

FlutterFlow es una herramienta no-code para crear aplicaciones móviles. Está construida sobre Flutter, el framework de Google, lo que significa que las apps que creas con ella son nativas. Su editor visual te permite diseñar pantallas, añadir animaciones, configurar bases de datos y conectar APIs de forma completamente visual.
Con FlutterFlow puedes ajustar cada detalle visual: colores, tipografías, tamaños, sombras, bordes o espaciados. Todos con total libertad, consiguiendo que tu app refleje la identidad de tu marca sin depender de plantillas genéricas. Todo se hace desde un panel visual intuitivo, además, puedes crear tus propios componentes y reutilizarlos en distintas pantallas. Es ideal para quienes buscan un estilo único o trabajan con clientes que necesitan un branding específico.
Otro punto fuerte de la herramienta son las animaciones. Puedes añadir transiciones suaves, efectos al hacer scroll o microinteracciones que hagan tu app más atractiva y profesional. Todo se configura visualmente, logrando resultados que antes necesitaban semanas de trabajo.
La herramienta te permite exportar el código de tu aplicación. De esta forma tu proyecto no queda “encerrado” dentro de la herramienta. Así ganas tranquilidad y flexibilidad. Si en el futuro quieres añadir funciones más avanzadas o migrar a un desarrollo 100% personalizado, solo tienes que exportar tu app y continuar desde un editor como Visual Studio Code o Android Studio.
Tiene conexión directa con los principales backends: Firebase y Supabase. Estas integraciones te permiten crear aplicaciones con datos reales, autenticación de usuarios y almacenamiento de archivos sin tener que programar. Además, puedes conectar casi cualquier servicio externo mediante APIs personalizadas, desde herramientas de pago como Stripe hasta CRMs, dashboards o sistemas propios.
FlutterFlow no es una herramienta plug & play para principiantes. Requiere entender ciertos conceptos del desarrollo móvil: cómo gestionar datos, conectar pantallas o usar integraciones con APIs. Su interfaz ofrece una enorme cantidad de opciones y configuraciones, lo que puede resultar abrumador al principio. Dominar la herramienta lleva tiempo y práctica.
Es importante tener en cuenta el precios. Si bien Flutterflow cuenta con un plan gratuito, suele quedarse corto y los planes de pago comienzan alrededor de 30 $/mes y escalan hasta más de 200 $/mes en versiones profesionales. El coste se incrementa por cada miembro del equipo, además, algunas funciones avanzadas, como la integración con GitHub o los dominios personalizados solo están disponibles en los planes superiores.
FlutterFlow no incluye hosting ni backend propio. Por lo que, una vez que tu aplicación está lista, deberás configurar servicios externos para almacenar datos, gestionar usuarios o alojar archivos. Las opciones más comunes son Firebase o Supabase.
Aunque FlutterFlow permite que varios miembros del equipo trabajen en el mismo proyecto, no permite la edición colaborativa en tiempo real. Esto significa que dos personas no pueden modificar la misma pantalla o componente al mismo tiempo sin riesgo de sobrescribir los cambios del otro.

Glide es una herramienta no-code que convierte tus hojas de cálculo (Google Sheets, Excel o Airtable) en aplicaciones web funcionales. En lugar de empezar desde cero, Glide aprovecha los datos que ya tienes y genera automáticamente una interfaz visual que puedes ajustar con componentes drag and drop. Además, cuenta con Glide Tables, su propia base de datos nativa que permite relaciones entre tablas, columnas calculadas y sincronización en tiempo real entre varios usuarios.
Con ella puedes crear una app funcional desde el primer momento, sin ver un solo tutorial. Si sabes usar una hoja de cálculo, sabes usar Glide. Solo conecta tus datos y obtendrás una interfaz lista para personalizar con arrastrar y soltar. A diferencia de otras herramientas, no necesitas entender conceptos técnicos: Glide se encarga de lo complejo para que tú te concentres en el contenido y la experiencia del usuario.
Destaca por lo fácil que resulta conectar tus datos. Si ya trabajas con Google Sheets o Excel, tan solo debes enlazar tu hoja de cálculo y tu app cobrará vida. Cualquier cambio que hagas en la hoja se refleja automáticamente en la app, y viceversa. Si alguien actualiza un dato desde la app, ese cambio se escribe directamente en el documento original. Todo está sincronizado, evitando duplicar información o mantener bases de datos separadas.
No tienes que preocuparte por servidores, certificados de seguridad ni configuraciones complicadas. El hosting está incluido y tu app obtiene una dirección web lista para usar, además, puedes conectarla a tu propio dominio. Glide se encarga de todo lo demás: seguridad, rendimiento, copias de respaldo y disponibilidad.
La herramienta ofrece una amplia biblioteca de componentes listos para usar que incluyen: listas, formularios, calendarios, gráficos, mapas, galerías de imágenes y mucho más. Estos te permiten construir interfaces completas sin necesidad de diseñar desde cero. Todo está optimizado para móviles y pensado con buenas prácticas de diseño, además, cada componente es personalizable.
Aunque puedes ajustar colores, tipografías y estilos básicos, no ofrece el mismo nivel de control que tienen herramientas como FlutterFlow. No es posible modificar espaciados al píxel, crear animaciones complejas o cambiar a fondo el comportamiento de los componentes, el diseño se adapta a los límites del sistema.
Glide destaca cuando se trata de apps centradas en datos, pero se queda corto cuando el proyecto requiere lógica compleja o procesos más técnicos. No puedes importar librerías externas, ejecutar cálculos pesados ni crear algoritmos avanzados. Si bien ofrece conexiones nativas y puede ampliarse usando Make o Zapier, esto añade latencia y reduce el control sobre la lógica de los datos.
Las apps creadas no pueden publicarse directamente en la App Store o Google Play, lo que limita su alcance en los canales de distribución más conocidos. Si tu proyecto depende de la visibilidad que ofrecen las tiendas, de las descargas orgánicas o de la confianza que genera estar “en el store”, Glide no es la opción ideal.
La herramienta es ideal para aplicaciones pequeñas y medianas, pero puede mostrar límites cuando los proyectos crecen en complejidad. Si tu app maneja muchas tablas, miles de registros o relaciones entre datos muy complejas, el rendimiento puede verse afectado: las pantallas tardan más en cargar, los filtros se vuelven lentos y las operaciones simultáneas entre varios usuarios pueden generar problemas.
Hemos resumido las diferencias clave entre Flutterflow y Glide en la siguiente tabla comparativa para facilitar tu elección.

Elegir entre FlutterFlow y Glide no se trata de cuál es “mejor”, sino de cuál se adapta mejor a tu proyecto, tu perfil técnico, tus necesidades de escalabilidad y tu presupuesto. La clave está en entender qué necesitas hoy y hasta dónde planeas llegar con tu app.
Si quieres crear una app móvil para el público general, con publicación en App Store o Google Play, rendimiento nativo y funciones avanzadas, FlutterFlow es la mejor opción. En cambio, si buscas herramientas internas, portales de clientes o MVPs rápidos, Glide te permitirá validar ideas e iterar más rápido, sin preocuparte por mantenimiento ni infraestructura.
Glide es más económico y perfecto para proyectos pequeños o validaciones tempranas, aunque con límites técnicos. FlutterFlow requiere más inversión, pero ofrece más opciones para escalar. Elegir bien desde el inicio te ayudará a avanzar sin fricciones y con claridad sobre el siguiente paso de tu app.
Ya has visto que ambas herramientas tienen sus pros y contras. Conocer sus diferencias te ayudará a elegir la que mejor se adapte a tu proyecto, tus objetivos y tu presupuesto.
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